El tratamiento de la luz es uno de los temas más importantes en las artes plásticas.
De ella dependen el volumen y la expresión, el color y el impacto.
Cada periodo tuvo su uso particular de la luz, siendo natural o artificial, intrínseca (propia y generalmente homogénea) o extrínseca (iluminante y generalmente puntual).
Hasta el gótico (s. XIII) sólo encontramos luz propia: no existen efectos lumínicos ni contrastes.

Ábside de Sant Climent de Taüll (románico)
A partir del Renacimiento los artistas se esfuerzan en que sus pinturas sean más realistas, buscando una iluminación externa cuando sea necesaria y creando así mayores contrastes.

“La cena de Emmaús”, Caravaggio.

“La lechera”, Vermeer.

“Baile en el Moulin de la Galette”, Renoir.

“Talisman”, Serusier.
La luz artificial que proviene ahora no solo de las velas, sino además de la electricidad, es mirada por los artistas como elemento fascinante, inspiradora de nuevos temas de arte.
Emblemática en el movimiento surrealista, la pintura, del artista belga René Magritte (1898-1967) que exalta esta nueva invención, particularmente en su obra ” El Imperio de las luces”.

“L’impero delle luci”, Magritte.
Finalmente el desarrollo de la electrificación a partir de fines del s. XIX da lugar a la aparición de un grupo de artistas que realizan una actividad denominada Light Art (“arte de luz“), en donde la obra depende exclusivamente de la luz artificial.

“Your rainbow panorama”, Olafur Eliasson.
Sea como sea: natural, artificial, puntual u homogénea, la luz es el principio y el fin en el arte y los artistas seguirán buscando la manera de representarla dando vueltas en ciclos.

“The jellyfish family”, Jason Eppink.
« El único mérito que tengo es haber pintado directamente de la naturaleza con el objetivo de transmitir mis impresiones frente a los efectos más fugaces. »
Claude Monet
Monet pintando: https://www.youtube.com/watch?v=fnOCI8MUmbw
Bibliografía:
http://cossio.net/actividades/pinacoteca/p_02_03/luz_pintura.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Luz_en_el_arte