ILUSTRACIÓN O ARTE: ¿HAY ALGUNA DIFERENCIA?

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La ilustración se refiere al dibujo, estampa o grabado que adorna, documenta o decora un libro.

Las técnicas pueden ser múltiples, pero están ceñidas siempre a la intención de explicar un texto.

El arte, en cambio, tiene la libertad de basarse en lo que su creador siente, sin obligaciones.

A pesar de eso, hallamos a lo largo de la historia del arte alusiones constantes a la literatura: mitología y narrativa en general han sido temas recurrentes, y no por eso estas obras han sido consideradas como ilustraciones.

Puede ser que entonces la separación entre una y otra, si existiese, no esté necesariamente relacionada con ese punto.

Es quizás la forma de expresarse la que hace que una pintura o dibujo sea considerada como una obra de arte o de ilustración.

Nos interesan especialmente los casos en los que esta división no está clara, o simplemente no existe: artistas que ilustran de una manera única, absolutamente original y con una fuerza expresiva tan grande, que todas las fronteras desaparecen.

Como ejemplo hemos escogido a Luis Scafati, Adolfo Arenas Alonso, Alicia Carletti y Pat Perry.

Luis Scafati experimenta con el dibujo en diversas variantes, el humor gráfico y el comic tiñen su imagen, desarrollando un estilo ecléctico donde confluyen diversas escuelas y técnicas, (tinta, lápiz, carbón, acuarela, témpera, pastel, transfer).

«Algunos creen que ilustrar es transferir un texto compuesto con palabras a una imagen hecha con líneas, manchas y colores.O sea que la función del ilustrador se reduce a traducir todo lo que dice quien escribe. Craso error, aunque esta concepción simplista está en el credo de muchos. Yo creo que quien ilustra amplifica el texto, le da otra perspectiva desde un lenguaje totalmente diferente.»

https://www.instagram.com/luisscafati

Adolfo Arenas Alonso es un artista sevillano que se especializa en el dibujo a lápiz. Sus decadentes personajes evocan la distinción de quien fue y dejó de ser. La elegancia caduca de una aristocracia en pleno ocaso.

Una belleza grotesca unida a una extraordinaria minuciosidad, en donde a menudo aparecen ilustraciones de históricas reproducciones pictóricas y escultóricas.

http://adolfoarenas.blogspot.com/

Alicia Carletti, artista argentina alineada con el realismo mágico.

Su obra consta de una primera etapa de casas anudadas “prisioneras, solitarias y pavorosamente vacías”, como escribió Mujica Láinez. Le siguieron los hongos enormes, las niñas vestidas con ropa de mujer, labios pintados y zapatos de adultos. Su modelo predilecta era su hija.

En los años 90, las niñas comparten protagonismo con el paisaje de flores y juguetes que las rodean.

Todo ello se emplaza en ambientes boscosos de climas amenazantes, donde lo amoroso y lo sexual están siempre latentes.

http://www.surart.com/aliciacarletti/

Pat Perry es un artista estadounidense especializado en ilustración y grafitti.

Pinta con acrílico y óleo, y dibuja con grafito, carboncillo o tinta.

Viajero empedernido que se define también como activista social, cuya obra se ve influenciada por el movimiento constante de su vida.

“Cada ilustración tiene su propia historia y significado, pero un motivo que trato de transmitir recurrentemente es el tiempo y lo precioso que es. Todo lo que nos rodea algún día se habrá ido y será olvidado, debemos cambiar el valor y el énfasis que le damos”.

http://patperry.net/

¿Qué es lo que buscamos en la escultura?

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La escultura es una de las múltiples disciplinas artísticas existentes, ¿pero qué hay en ella que la distinga?¿Por qué algunos artistas se dedican a ella apasionadamente?

Desde el comienzo de la Humanidad, la escultura estuvo conectada con la religión, el pensamiento mágico y los deseos más profundos. Símbolos que conectaban el más allá con nuestra espiritualidad y necesidades concretas como la fertilidad, así como con el culto a los muertos.

Venus de Billendorf (28.000–25.000 AC)

Llegando a nuestros tiempos, esa búsqueda de espiritualidad continúa, ya que es inherente a la naturaleza humana. Y otras numerosas motivaciones aparecen con el arte social, el land art, etc.

Las estéticas también cambian, adaptándose, y en ocasiones alejándose de un contenido reflexivo. Pero en este post nos dedicaremos especialmente a aquellas esculturas que siguen presevando un sentido que va más allá de un aspecto formalmente logrado.

Antiguamente este arte tenía indudablemente una vocación de eternidad, ya que se trabajaba sobre todo con materiales que desafíaban al tiempo. Pero actualmente los materiales efímeros han entrado también en acción, por lo que el análisis se hace más interesante.

Tanto escultores figurativos como abstractos coinciden siempre en varios puntos: la obra no tiene función práctica, sino que es la emoción de la reinterpretación de la realidad a través de las formas. La observación es la base de todo trabajo.

También están de acuerdo en que a pesar de que se realicen bocetos o maquetas previas, es muchas veces el material quien va guiando al escultor, por lo que la idea original se va enfrentando a los cambios fortuitos.

La comprensión de las 3 dimensiones es imprescindible, quizás en mayor medida que en las otras artes. No hay forma de engañar al espectador, ya que generalmente está creada para ser vista desde múltiples ángulos.

Además se cultiva la sensibilidad táctil: las texturas cumplen un rol expresivo fundamental.

«Danae» de Rodin

En general es necesario un conocimiento técnico que implica aprender a hacer estructuras que puedan sostener a nuestras obras, ya sea mientras estén siendo realizadas, como cuando ya estén listas para instalarse. Así como moldes o todo lo que sea necesario para replicar un prototipo en otro material (por ej. pasar una escultura de arcilla a cemento).

Estructura para «Tribute» de Beth Cavener

La escultura puede ser a veces un proceso más lento que la pintura y menos espontáneo que el dibujo, pero a cambio de eso, es increíblemente fácil sumergirse en su ejecución y dejar que las horas pasen sin darnos cuenta. Se puede corregir y cambiar la marcha con facilidad.

Pero más allá de detalles técnicos, la escultura es básicamente un lenguaje fantástico e inacabable, un acto de comunicación que deja las puertas abiertas para la interpretación individual.

Como decía el gran Alberto Giacometti: «La escultura no es un objeto, es una interrogación, una cuestión, una respuesta. No puede estar terminada ni perfecta».

«Dog», de Alberto Giacometti

 

Fuentes:

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